Orihuela, evento: Exposición ‘El legado de una Infanta. María Francisca de Asís de Braganza y Borbón y el manto de Nuestra Señora de Monserrate’, dentro de los actos de las fiestas patronales de la Virgen de Monserrate
Localización: Sala 0 del Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela (calle Mayor)
La exposición con el título ‘El legado de una Infanta. María Francisca de Asís de Braganza y Borbón y el manto de Nuestra Señora de Monserrate’ se podrá visitar desde el martes 9 de septiembre hasta el mes de diciembre los lunes, de 10 a 14 horas; de martes a sábados, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas; y los domingos y festivos, de 10 a 14 horas, en el Museo Diocesano de Arte Sacro.
La pieza documentada por la historiadora Gemma Ruiz se expone junto a una imagen de la Virgen de Monserrate realizada por el escultor José Sánchez Lozano y otro manto, en este caso de rogativa, que se pretende restaurar próximamente.
La devoción de la Virgen de Monserrate en Orihuela llega tras la reconquista y a partir de 1304 con la incorporación de la ciudad a la corona de Aragón. Es en ese momento cuando la Virgen María, tomada como defensora del mundo cristiano, se representa en Orihuela con un monte serrado, Monserrat, aludiendo a la leyenda que otorga identidad a su existencia en estas tierras, y que le aporta el nombre de Monserrate tras su castellanización, generalizándose a partir del siglo XVIII.
La veneración de la imagen se encuentra adscrita a la parroquia de Santiago de Orihuela, fundándose en 1482 la Cofradía de Nuestra Señora de Monserrate y siendo aprobada su bula el 12 de octubre de 1483 por el entonces papa Sixto IV. En 1543 ya se tiene constancia de referencias a la ermita, donde se venera esta advocación, con anterioridad representada en la nave central de la parroquia de Santiago, en una de sus claves de bóveda.
Es a partir del mediados del siglo XVI cuando la devoción adquiere un gran arraigo en la sociedad oriolana, considerada como madre protectora y abogada celestial ante los pecados terrenales. El manto de la Virgen de Monserrate amparaba las necesidades del alma, de una sociedad turbada por las inclemencias meteorológicas, acudiendo a su intercesión ante los miedos acaecidos, ya fueran climáticos o cuestiones personales. Encomendarse a la Virgen de Monserrate proporcionaba apoyo y defensa celestial.
En el siglo XVIII, el aumento de su fervor generó nuevas reformas en el templo que la custodiaba, llegando el siglo XIX y el reinado de Fernando VII, donde Carlos María Isidro y María Francisca de Braganza jugaron un papel esencial en la fundación del Real Monasterio de la Visitación de las hermanas Salesas de la ciudad de Orihuela. La relación que llegó a mantener la infanta con la ciudad fue a través de las religiosas de la orden de la Visitación, quienes encomendaban a la Virgen de Monserrate a María Francisca, cuando existía algún percance. La infanta quiso agradecer el apoyo divino prestado, con un traje compuesto por un delantal bordado en oro por ella misma, y un manto que completaba el conjunto, que le encargó a uno de los mejores bordadores de la corte.
María Francisca de Asís de Braganza era conocedora de la gran devoción a la imagen de la Virgen de Monserrate en Orihuela, y, por ello, quiso agasajar a la ciudad con un regalo de gran magnitud, para que la sociedad comprendiera que la monarquía estaba muy presente. El manto fue enviado en el mes de marzo y estrenado el 8 de septiembre del año 1830, siendo agradecido por parte del entonces obispo de la Diócesis de Orihuela, Félix Herrero Valverde.