En cinco años de excavaciones han sido halladas 30 tumbas de las aproximadamente 300 localizadas con un georadar
La mayor necrópolis o cementerio de origen Bizantino hallado hasta el momento en la Península Ibérica se sitúa en el yacimiento arqueológico del Cabezo del Molino de Rojales, según explica la investigadora Teresa Ximénez, arqueóloga del Museo Arqueológico de Alicante (Marq). Es, además, el mejor conservado de esta etapa histórica que data de los siglos VI y VII.
Así lo indica tras la finalización reciente de la quinta campaña de excavaciones arqueológicas patrocinadas por la Diputación Provincial de Alicante y desarrolladas por el Marq en colaboración del Ayuntamiento de Rojales,el museo arqueológico de Rojales, la Universidad de León y el Instituto Max Plank Jena de Alemania.
“Es un yacimiento sorprendente y único” asegura la directora de los trabajos arqueológicos, Teresa Ximénez, que cuenta en su equipo con la doctora en antropología de la Universidad de León, Susana Gómez.
Tras realizar un estudio utilizando un georadar, se calcula que en esta necrópolis bizantina puede haber unas 300 fosas de enterramiento, excavadas en el cerro de duna fósil donde se sitúa el yacimiento arqueológico. Hasta el momento, han sido excavadas 30 tumbas que albergaban 50 individuos de diferentes edades y sexos. Las excavaciones han descubierto también ajuares, broches y numeroso material cerámico.
La investigación que se lleva a cabo en Rojales está ofreciendo una importante información sobre ritos de inhumación y genética. Alguna de las tumbas excavadas en roca contenía uno o varios individuos y se encontraban cubiertas con lascas de piedra o tejas de cerámica. Algunas de ellas llevan talladas el símbolo XP, en alfabeto griego, conocido como crismón o anagrama de Cristo.
En este periodo histórico se abandona la incineración en los enterramientos cristianos y directamente los cuerpos son sepultados. En el caso del cabezo del Molino y según explica Teresa Ximénez, «los fallecidos son colocados con la cabeza hacia el oeste y los pies al este, es decir, al sol poniente y al sol naciente, un rito cristiano de primera época”.
Además, la aparición de varios cuerpos en algunas fosas, con adultos y menores, «nos indica que muchos de los antiguos habitantes del Cabezo del Molino morían a la vez, lo que nos lleva a pensar que se produjeron epidemias muy contagiosas y que las sepulturas múltiples contenían cuerpos de familiares«.
Las pruebas genéticas que realiza el Instituto Max Plank Jena determinarán el origen de los habitantes de Rojales en este periodo, relaciones familiares o causa de la muerte. Sobre este último aspecto, la investigadora señala que se trata de una época donde las fuentes hablan de la ‘Peste de Justiniano‘, una de las peores pandemias de la historia.
Ocupación humana
Las excavaciones arqueológicas del Cabezo del Molino han determinado una larga cronología humana de ocupación que comienza en el siglo IV-III antes de Cristo con la cultura Ibérica. Le sigue una presencia tardorromana entre los siglos IV-V y ya en los siglos VI-VII Bizancio. Termina la ocupación en los siglos VIII y IX con una presencia musulmana.
La hipótesis que se baraja en estos momentos ante esta larga presencia humana en el cabezo del Molino es que este cerro podría haber sido un puerto fluvial, según Teresa Ximénez. “Es pronto para saberlo con certeza; queda mucho por investigar, pero de momento es la que barajamos”, subraya.
Al respecto, afirma que se realizarán excavaciones durante los tres próximos años y se ampliará el proyecto según los resultados. Entre ellos, figura localizar si existen en la actualidad el poblado con sus viviendas y otras construcciones de carácter religioso.
Musealización
Reseñar por otra parte que la concejala de Cultura y Patrimonio Histórico y Natural, Inmaculada Chazarra, anunció que el yacimiento Bizantino será musealizado para que pueda ser visitado. “Estamos estudiando las mejores opciones para este plan en colaboración con el Marq, con el fin de garantizar su difusión y conservación”. La concejala dijo que todos los materiales hallados en el yacimiento serán depositados en el museo arqueológico de Rojales una vez estudiados y restaurados.