El número de usuarios que se acercaron el lunes 18 de mayo a devolver los 60 libros que habían tomado prestados antes del 16 de marzo se elevó a 90 y por vía telemática se solicitaron 30 préstamos
La Biblioteca Pública del Estado ‘Fernando de Loazes’ de Orihuela, dependiente de la Generalitat Valenciana, registró el lunes 18 de mayo en su primer día de apertura, tras la emergencia sanitaria del coronavirus, una afluencia de visitantes moderada y constante a lo largo de todo el día.
Desde las 9 horas los usuarios se fueron acercando a las instalaciones a devolver los libros que tenían en sus casas desde el 16 de marzo, cuando se cerró por el estado de alarma, aunque no se realizaron préstamos de libros porque, durante la fase 1 de desescalada, los préstamos se están realizando previa petición por Internet y teléfono. Sí que se atendieron las llamadas y los correos electrónicos de petición de ejemplares que podrán recoger los usuarios a partir de este martes 19 de mayo. Por tanto, en la biblioteca entraron 90 personas para devolver 60 libros y por vía telemática se solicitaron 30 préstamos.
Las bibliotecas han abierto al público para tramitar los servicios de préstamo y devolución de libros. De momento, no se puede hacer uso de las salas de estudio ni realizar ningún tipo de actividad cultural o de fomento lector, mientras que el acceso a la colección de los libros de la biblioteca está limitado y sólo el personal del centro puede manipular los materiales. También están clausurados los ordenadores de uso público, los catálogos de acceso público en línea y otros catálogos que tan solo pueden ser utilizados por los empleados de la biblioteca.
Medidas de seguridad
Sin embargo, los usuarios que acuden a la biblioteca tienen que guardar distancia social y cumplir las normas de señalización y de higiene, como llevar guantes y desinfectarse las manos.
Los materiales de la biblioteca devueltos pasarán un proceso de cuarentena durante un periodo mínimo de catorce días. Para ello se ha preparado una zona de devolución segura donde se almacenan los libros con etiquetas, que indican la fecha de devolución y la fecha de finalización de la cuarentena para facilitar el control de los fondos.
Las bibliotecas han adaptado sus instalaciones a las recomendaciones de reducir el aforo al 30% para garantizar las medidas de distancia social, han realizado los cambios de mobiliario necesarios, la señalética conveniente y la instalación de separadores físicos imprescindibles. También ha aumentado la seguridad higiénica con un protocolo diario de limpieza continuada y ventilación de los espacios.