Una luz ilumina la cima de nuestra Sierra de la Muela. Una luz como señal de alerta, como recordatorio sobre la necesidad de iluminar nuestra conciencia, porque todavía nos hace falta mucha luz para identificar y para reconocer los errores que estamos cometiendo, esos errores que contribuyen a fomentar, justificar y perpetuar la violencia de género.
Además, disponemos de un mecanismo innato infalible para detectar riesgos que se llama instinto, olfato o sexto sentido, y estamos haciendo caso omiso de este mecanismo con la ilusión y el pretexto de creer que podemos controlarlo todo. Pues no. No podemos. A la segunda cita o encuentro ya tenemos una idea clara de con quién estamos tratando, pero incluso cuando ya se nos han encendido las luces rojas de peligro inminente, seguimos alimentando y prolongando la relación conscientemente, a ver qué pasa. Y pasa que, aunque su comportamiento no haya sido el más recomendable con otras personas, piensas que contigo será diferente. Y pasa que la persona maltratadora comienza a ganar poder sobre ti paulatinamente, el poder que tú le vas dando. Y pasa que cuando menos te lo esperas, le sorprendes faltándote al respeto, controlándote y humillándote. Y pasa que cuando esta relación tóxica se mantiene en el tiempo es que algo estamos sacando de ella.
Y, ¿qué sacamos? Una persona a nuestro lado, aunque en su compañía vivamos en una terrible soledad. Alimentar a nuestros hijos, a los que podemos estar alimentando el cuerpo mientras enfermamos su alma. Una posición social, aunque en el gran espectáculo de la vida contribuyamos a nuestra propia anulación y a quedar reducidas a una máscara.
La educación que hemos recibido, principalmente desde nuestras religiones, nos empuja y predispone a la sumisión y al deterioro de nuestra autoestima en pro de la felicidad y el bienestar de los demás. Las mujeres asesinadas decidieron salir de este infierno y no se lo permitieron. Pagaron con su vida el billete más caro hacia su libertad. Existen muchas maneras de morir y si nos queremos vivas, vivas de verdad, libres de verdad, evitemos entrar en el infierno de la violencia de género, un infierno al que arrastramos con nosotras a las personas que nos quieren.
Amemos con los ojos abiertos, caminemos hacia nuestra independencia y desarrollo personal y rechacemos todos los comportamientos destructivos y discriminatorios a nuestro alrededor. Que cada día sea una oportunidad para detectar, señalar y corregir denunciando y rechazando un comportamiento machista, si pretendemos obrar el cambio. El machismo no ha aportado más que dolor y muerte en cualquier sociedad.
Rita Mañús Rayos, vicepresidenta de la Asociación de Mujeres para la Libertad y la Vida